Pronóstico de tormenta y resultado de chubasco con Rata Blanca



Rata Blanca, la leyenda del hard rock argentino, sacó a la venta su décimo álbum de estudio, Tormenta Eléctrica. Luego de siete años de giras, Rata decidió entrar al estudio para resurtirse de canciones originales y continuar en la carretera. Después de oír el disco, muchos fanáticos del grupo nos preguntamos: ¿Era necesario?

Rata Blanca es un grupo que siempre ha estado presente en las mentes de los amantes del metal en español. La combinación del virtuosismo en la guitarra de Walter Giardino y la expresiva voz de Adrián Barilari son instituciones del género. Durante años han logrado la mezcla perfecta entre misticismo y desenfado con canciones muy melódicas, pero rockeras. Por eso, su primer lanzamiento en siete años tuvo la maldición de generar enormes expectativas. 

Tormenta Eléctrica se inclina completamente hacia la faceta "hardrockera" de la banda. Esto quiere decir que prevalecen riffs de guitarra más rítmicos que melódicos, y las estructuras de sus canciones son totalmente "blueseras". Es un álbum que tiene más sabor a Deep Purple que a Malmsteen.  Esto funcionó muy bien en lanzamientos como El camino del fuego o El reino olvidado, pero en este último parece una muletilla para disimular un bloqueo creativo.

Las melodías de voz, los riffs de guitarra y las estructuras de las canciones de Tormenta Eléctrica suenan reciclados y trillados. La mayoría de las piezas son de fórmula. Afortunadamente, Rata Blanca tiene suficiente repertorio como para que haya un poquito de variedad en los estilos fusilados y no sea un disco aburrido.

Las letras también son totalmente planas. Aunque de repente hay ciertos esbozos del romanticismo que los hizo famosos, la mayoría de las canciones son de "superación metalera". Son los típicos reproches a los medios por no hacerle caso al rock, y los tradicionales llamados a los rockeros a estar unidos.


En trabajos anteriores, el protagonista era siempre Walter Giradino, con sus ornamentados solos de guitarra. En el caso de Tormenta Eléctrica, la guitarra es mucho más prudente. Se enfoca más en lo rítmico para dejar descansar a la velocidad y a los agudos. En parte, este aspecto es positivo, porque la música no suena sobrecargada. Lamentablemente, en este disco no supieron aprovechar ese espacio extra, y hay partes a las que les iría muy bien un requinto a modo de parche.

Este álbum es la novatada para Danilo Moschen, el nuevo teclista. Su participación es más bien atmosférica, pero tiene sus momentos de protagonismo. Desafortunadamente, la producción no lo ayuda. El efecto de piano suena tan falso que parece que lo grabaron directo del iPad. 

En cuanto a la voz, ya se le oyen los años a Adrián Barilari; sin embargo, su timbre ha adquirido una textura rasposa muy especial. Sigue siendo un cantante muy expresivo y su trabajo siempre es impecable. En canciones como "Tormenta Eléctrica" se luce. Lo triste es que la pobre producción del álbum hace que su voz se oiga muy distante.

No creo que ninguno de los temas de Tormenta Eléctrica se convierta en un clásico, pero sí hay uno que sobresale. "Buscando pelea" es una canción "ochentera" mid-tempo que irradia furia. Recuerda a las primeras canciones del grupo, como Chico Callejero. Barilari le imprime un poder especial raspando la voz en un estribillo que se queda fácilmente en la cabeza.

El single, "Tan lejos aquel sueño", sigue la fórmula de sus éxitos "Mujer amante" y "Aún estás en mis sueños". He de admitir que es muy pegajosa, pero carece de personalidad y termina resultando insípida.

No obstante su falta de originalidad y sabor, Tormenta Eléctrica es un álbum entretenido. No dan ganas de quitarlo después de tres canciones. Se pasa como agua si se usa música de fondo, pero sus rolas no atraen la atención.  No lo recomendaría, pero no es lo peor que he oído en 2015.

¿Ustedes ya oyeron lo último de Rata Blanca? ¿Les gustó? Comenten y compartan.

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