Metallica: 21 años después, cómo envejeció S&M

En la actualidad, la combinación de heavy metal con orquestaciones sinfónicas se ha vuelto bastante común y hasta trillada. Sin embargo, en 1999, cuando Metallica decidió hacer un concierto con la Orquesta Sinfónica de San Francisco y grabarlo, a buena parte de los fans del género le pareció una de las genialidades metaleras más grandes de la época. 

Después de 21 años, una segunda parte y un género de metal sinfónico bien consolidado, ¿qué tan bien ha envejecido el legendario S&M?

En abril de 1999, el género del metal sinfónico apenas estaba tomando forma. Bandas como Haggard y Therion coqueteaban con algunos sonidos sinfónicos en la oscuridad del death y el doom metal, y la voz clásica de Tarja Turunen en Nightwish todavía era una rareza en la escena local de Finlandia. 

Mientras, en el Olimpo del rock, Metallica ya era una leyenda, que había dejado atrás su apogeo y estaba en una fase experimental. De ser los amos del thrash, pasaron a coquetear con el blues y el country en sus álbumes Load y Reload, y en su segundo disco de covers, Garage Inc

En este contexto, el desenfado hacia la crítica y su intención de tocar lo que le diera la gana hicieron que el grupo apuntara alto e hiciera algunos conciertos legendarios en el Berkeley Community Theatre, con la Orquesta Sinfónica de San Francisco y el director Michael Kamen.

Antes de Metallica, Deep Purple ya había mezclado una especie de rock duro con sinfónica en vivo, en el Concerto for Group and Orchestra de 1969, pero la psicodelia y el jazz de Purple nada tenían que ver con las percusivas guitarras y la velocidad del thrash, por lo que el evento, denominado S&M, prometía ser glorioso.

Antes de analizar el álbum en detalle, quiero destacar que esta es mi opinión subjetiva y que, aunque escriba de algunos puntos que no me gustan del S&M y critique varias de sus decisiones creativas, SE TRATA DE METALLICA CON UNA PUTA ORQUESTA SINFÓNICA. ¡ES UN ACONTECIMIENTO ÉPICO!
 
Lo primero que preocupa a los fans al pensar en cualquier concierto de Metallica en la época posterior al Black Album es el repertorio. En el caso del S&M, esta decisión cobra más peso, porque son las canciones que quedarán inmortalizadas con una orquesta sinfónica. En este sentido, el concierto cumple, pero da más peso a la época de Load y Reload del que cualquier fan quisiera.

Metallica - The Call of Kthulu

En el espacio que ocupa la somnífera "The Outlaw Torn" habrían cabido candidatas ideales para el tratamiento sinfónico, como "Seek and destroy" o "Fade to Black", y parece que la banda incluyó la monótona balada "Bleeding Me" para que el público tuviera un espacio para ir al baño, tomando en consideración el efecto diurético de la música clásica.  
 
Aun así, el repertorio incluye los clásicos de la banda y una que otra sorpresa, como la épica instrumental del álbum Ride the Lightning, "The Call of Kthulu", "The Thing That Should Not Be" y "Battery".

Metallica - No leaf clover

S&M incluye dos canciones inéditas. En primer lugar está "No Leaf Clover", que es tan épica y solemne como podría llegar a ser una canción de Metallica con una orquesta sinfónica. Es una pieza hecha específicamente para soldar el heavy metal con la música orquestal y para levantar las pasiones de cualquier metalero escéptico.

La segunda de las canciones "nuevas" de S&M es un tema pedorro y sin chiste, que podría estar de relleno en Load o Reload, llamado "- Human". Como algunas otras tracks de este directo, ocupa espacio precioso en el que pudieron haber metido canciones como "Creeping Death" o "The Unforgiven".

Por lo menos antes del St. Anger, Metallica siempre se caracterizó por tener un sonido de primer orden en todas sus producciones, por lo que era lo que se esperaba de S&M
 
Al tratarse de uno de los primeros conciertos de heavy metal grabados con orquesta sinfónica, el desafío fue mayúsculo. A pesar de eso, el productor Bob Rock logró que la Orquesta Sinfónica de San Francisco tuviera el sonido grandioso y robusto que merecía, sazonado por el clamor de los afortunados que pudieron presenciar este hito. Sin embargo, hay puntos en los que las guitarras quedan en segundo plano, lo que hace que se pierdan dentro del acompañamiento algunos de los emblemáticos solos y riffs del conjunto de California.

S&M se convirtió en una meta personal del arreglista y director Michael Kamen desde que colaboró con la banda para el arreglo de cuerdas de "Nothing Else Matters", y su pasión se nota en su trabajo para el concierto sinfónico. Aun así, en mi opinión, la calidad de los arreglos es inconsistente a lo largo del concierto.

Por un lado, hay piezas como "One", "Hero of the Day" o "Sad But True", en las que los arreglos se acoplan tan bien a las canciones que después de escucharlas es difícil imaginarlas sin la orquesta. Las partes culminantes de algunas rolas adquieren proporciones épicas con la sonoridad de la orquesta, como la introducción de "Devil's Dance", en la que al bajo se le unen las cuerdas y los metales, o el coro de "The Memory Remains", en el que la orquesta acompaña al público cantando a todo volumen.

Por otro lado, uno de los principales defectos que le encuentro al concierto es que el arreglo, muy a menudo, sobrecarga la música. Me parece que, a lo largo de todo el evento, la orquesta sobresale demasiado. 
 
Aunque este pareciera ser el punto del experimento, algunos silencios o algunos momentos en los que el grupo tocara solo podrían causar un mayor impacto. Tal es el caso de la célebre versión sinfónica de "Master of Puppets", en la que la orquesta parece ir por un lado y Metallica por otro.

En el mismo orden de ideas, hay piezas en las que la orquesta y la banda parecen desfasadas. En canciones como "Fuel", parece que la Sinfónica de San Francisco trata sin éxito de alcanzar la velocidad de la banda.

Hay poco que decir acerca de la ejecución de Metallica. Ya lo decía Alice Cooper: "Metallica nunca da un concierto malo". De todos modos, a los cuatro músicos se les nota la ilusión de hacer de S&M un evento único. La energía de Lars Ulrich, el virtuosismo de Kirk Hammett, la precisión de Jason Newsted y la gloriosa voz de James Hetfield crean el ambiente perfecto para levantar puños y cantar. 

21 años después del día en que Metallica tocó con una sinfónica, S&M se ha convertido en un clásico, con todos sus defectos. En su momento tuvo la mejor producción que se podía pagar para un disco en vivo y se nota; pero, sobre todo, abrió una puerta para que miles de metaleros con delirios "wagnerianos" le dieran vuelo a su imaginación y le perdieran el miedo a la mezcla de música clásica y guitarras eléctricas.
 
¿Ustedes qué piensan? ¿S&M ha envejecido bien? Comenten y compartan.
 
No se pierdan, la próxima semana, mi reseña de S&M 2, el segundo sinfónico de Metallica. 

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