Mägo de Oz perdido en su Metalverso

Después de un drástico cambio de integrantes, Mägo de Oz invita a sus seguidores a reencontrarse con su música al otro lado del espejo de Alicia en el Metalverso.

Después de una extensa gira por España y la salida de un guitarrista, dos vocalistas y un teclista, Mägo de Oz sacó a la luz su álbum número 14: Alicia en el Metalverso. Se trata de un disco conceptual que narra la historia de una joven trans con bulimia que, a través de un juego de realidad virtual, entra en una realidad alternativa. Es una especie de reinterpretación del clásico de Lewis Caroll, Alicia en el país de las maravillas.

Cuando seguimos a un artista, queremos encontrar en todas sus obras el encanto que nos atrajo a su trabajo, pero al mismo tiempo, algo nuevo y distinto. Debe ser muy difícil para los músicos evolucionar, manteniendo una esencia abstracta que cada seguidor les atribuye.

Aunque es difícil pensar que esa haya sido la intención, parece que la renovación de integrantes condujo a Mägo de Oz a producir su álbum más novedoso desde el Gaia II. Si una persona escucha estas canciones buscando al Mägo de La Leyenda de la Mancha y Finisterra, se llevará una desilusión enorme. Hay algunos pequeños guiños al estilo clásico del grupo, pero, en general, suena como si fuera una banda totalmente distinta.


Alicia en el Metalverso es el primer redondo que graba Mägo de Oz con su nuevo vocalista, Rafa Blas. Él es un estupendo cantante y un extraordinario frontman. Es capaz de cantar lo que le pongan. Desafortunadamente, ni su estilo ni su timbre me gustan. Tiene un sonsonete vibrado, parecido al de Enrique Bunbury, que no me entra.

Rafa se mueve cómodamente en su registro agudo, y el grupo lo explota hasta sus últimas consecuencias. Se nota que los miembros más veteranos de la banda extrañaban los gritos agudos, porque hay uno en cada canción. No puedo quejarme. El disco está bien cantado.

Una de las novedades de Alicia en el Metalverso es que tiene un sonido propio. No es una maravilla de la producción contemporánea, pero todo suena claro y en su lugar. Se esforzaron por lograr que Mägo de Oz sonara como una banda sólida de rock. En esta ocasión, no hay orquestaciones sintéticas obsoletas ni voces dobladas desagradables.

El álbum comienza con la pieza que le da nombre, una canción lúgubre y tenebrosa de 12 minutos, con un riff de guitarra al estilo de Black Sabbath. Presenta numerosos cambios de tiempo y estilo, así como pasajes musicales de violín y solos de guitarra impresionantes. Desde el doom metal, la canción transita hacia un estilo más "powermetalero", para luego adentrarse en una sección que coquetea con el thrash, destacando los rugidos de la Diva Satánica (Nervosa). "Alicia..." constituye una magnífica introducción, sin embargo, puede generar expectativas demasiado altas para el resto del disco.

En muchas de las críticas se presume que este es el álbum más "heavy" de Mägo. Si nos quedáramos sólo con la primera canción, no lo dudaría. Sin embargo, el resto de las canciones son bastante "fresas". El doble bombo no compensa la miel en los arreglos y las melodías de voz. Incluso, me llama la atención que una de las canciones más pop del material se llame "Somos los hijos del rock".


La composición de Alicia en el Metalverso es muy inconsistente. Por un lado, las melodías principales y los estribillos son simples, sosos y repetitivos, pero los puentes musicales y los solos son de una gran calidad. El mejor ejemplo es el primer sencillo, "El Sombrerero Loco", que suena cursi y meloso durante los primeros minutos, pero tiene un puente de guitarra y violín interesante e innovador. 

Alicia... tiene mucha guitarra. Jorge Salán y Víctor de Andrés son dos de los mejores guitarristas de España, y hacen una mancuerna de ensueño. Cada uno tiene una personalidad distintiva para tocar. Es una delicia notar los contrastes. Salán se mueve entre el blues y el virtuosismo "progre", mientras que De Andrés encarna el glam y el rock'n'roll. Esta combinación se puede notar en su estado más puro en la introducción de "El metalverso", que es un modesto solo de guitarra.

Los dos guitarristas de esta alineación de Mägo de Oz privilegian la melodía sobre el ritmo. Esto, a veces, resulta empalagoso. El álbum no se cansa de los punteos armonizados de guitarra, que roban protagonismo y relevancia a la sección celta de la banda.

Otro de los nuevos fichajes que merece un brindis es el teclista, Francesco Antonelli. Todo lo que aporta a las canciones demuestra un gusto estupendo: sus virtuosos solos powermetaleros, sus pasajes de piano y sus orquestaciones discretas, pero pertinentes. 

Mägo de Oz solía ser famoso por sus letras. El baterista, Txus Di Fellatio, tenía un gran talento para balancear la crítica social, la poesía, la motivación y la transgresión. Desafortunadamente, Alicia... está plagado de líneas insípidas y gastadas de superación personal. Realmente, hay pocas canciones que digan algo significativo.

Sólo dos letras captaron mi atención: "Por si un día te pierdes", una rolita simple y sincera que expresa los deseos de un padre para su hija, y el estribillo de "La voz de los valientes", un llamado a seguir luchando a pesar de los obstáculos sistémicos de la sociedad contemporánea.


"Seremos huracán" tiene la virtud de ofrecer apoyo a las personas que han transicionado o están en proceso de transición de género. Entre la maraña de versos cursis que caracterizan este tema hay un mensaje valioso, pero resulta difícil de digerir a pesar de su melodía tan pegadiza.

Mägo de Oz no se internaron solos en "el metalverso": Alicia... cuenta con varias colaboraciones. Hay canciones compuestas por algunos de los músicos que orbitan la galaxia creada por la banda, como Carlos Escobedo (Sober), Diego Palacio (Celtian) y Manu Seoane (Delalma). Además, Xana Lavey tiene su momento de brillar al cantar algunas partes de la última canción.


La colaboración que más destaca es la asociación entre Mägo de Oz e Isra Ramos (Amadeus) para componer e interpretar el sencillo "Luna de Sangre". Es una canción que se diferencia de las demás por su elegancia y sutileza. La voz del ex-cantante de Avalanch luce maravillosamente con los tintes góticos de la pieza.

Valoro el virtuosismo y la pasión de todos los integrantes del nuevo Mägo de Oz, así como su voluntad por darle a los seguidores del grupo algo distinto. Desafortunadamente, Alicia en el Metalverso no es para mí. Hay pasajes que disfruto, pero la suma de todas las partes me queda a deber.

¿Ustedes ya oyeron Alicia en el Metalverso? Comenten y compartan.

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