A mediados de 2023, un grupo de enigmáticas monjitas pecaminosas, conocido como Dogma, se convirtió en un fenómeno dentro de la comunidad metalera. Tras atraer a una numerosa base de seguidores con videos musicales cargados de sexo, referencias religiosas y canciones pegajosas, Dogma profanó nuestros concupiscentes oídos con su primer álbum, Gospel I.
No se sabe a ciencia cierta de dónde proviene Dogma ni quiénes son sus integrantes. La única certeza acerca de estas misteriosas hermanas de la caridad con corpse paint es que tienen una imagen impecable y canciones que harían mover la melena al más puritano de los monaguillos.
Gospel I es un álbum conceptual en inglés que ilustra el camino de una novicia hacia la liberación a través del descubrimiento sexual. Cada canción narra la crónica de algún placer prohibido que se desinhibe mediante poderosos riffs de hard rock, estribillos coreables y exquisitos solos de guitarra.
La historia comienza con la poderosa voz de Lilith narrando sus más profundos deseos en una especie de rezo cantado. Luego entra un clásico riff de guitarra "heavymetalero" que marca el tono del resto del álbum. Desde el primer segundo de "Forbidden Zone" se aprecia que las monjas han preparado una experiencia religiosa de rock'n'roll para todo tipo de audiencias.
La banda de dudosa procedencia es sumamente versátil: coquetea con varios estilos de hard rock y metal. Por ejemplo, "Made Her Mine" juega con la velocidad y la melodía del power metal; "Pleasure from Pain" presenta elementos orquestales del metal sinfónico, y "Carnal Liberation" es un golpe seco de heavy metal puro y duro.
Gospel I tiene de todo, pero la faceta que más se disfruta es la que recuerda al hard rock ochentero de Heart o Pat Benatar. "Feel the Zeal" incluye uno de esos estribillos, dignos de Desmond Child, que se quedan en la cabeza durante semanas. Es una canción que sabe a Jack Daniel's y a malas decisiones.
"My First Peak", el segundo sencillo de Dogma, fue el gancho que atrajo la atención de muchos metaleros. Esta pieza comienza con una especie de jingle macabro al que se van uniendo todos los instrumentos. Desde que entra el primer coro, se convierte en una de las canciones más sabrosas de la década. Lo tiene todo: una letra misteriosa, un gran estribillo y un delicioso solo de guitarra. Es una rola tan perfecta que hasta incluye cencerro en el último coro.
La ejecución instrumental es impecable. A pesar de que la música es bastante comercial y ninguna de las canciones excede los seis minutos, cada uno de estos súcubos metaleros tiene sus momentos para brillar. La batería de Abrahel es tan virtuosa, poderosa y precisa que hace que queramos desempolvar la "batería de aire" y acompañar varias de las canciones. Por otro lado, el bajo de Nixe es redondo y discreto, como debe ser.
Como en cualquier gran disco de hard rock, la guitarra es el instrumento que se lleva el protagonismo. Los riffs de Lamia son memorables y contundentes, y los acompañamientos son creativos; pero sus solos son pura sabrosura. Son de esos que hacen que uno se muerda los labios y exclame "mfff" en la nota aguda. Es un placer escuchar a esta guitarrista.
La vocalista, Lilith, tiene un carisma especial. Conduce el álbum con un belting impecable, combinando una intención macabra y sensual. Ofrece interpretaciones muy teatrales en canciones como "Free Yourself", la única balada del álbum. Además, en su versatilidad, es capaz de cautivar a los más "trve" con guturales en la rolita "punketona" "Father I Have Sinned".
Gospel I incluye algunos arreglos corales y orquestales, pero no los explota en exceso. Lo que siempre destaca en todas las canciones es el rock y la energía de las chicas detrás del maquillaje. Además, hay algunos pianos y solos de teclado de muy buen gusto.
Dogma se apega a su concepto en cada etapa del álbum, llevándolo a sus últimas consecuencias con seductoras referencias religiosas, llenas de humor, ingenio y sarcasmo. La banda también utiliza varios motivos musicales que repite a lo largo del álbum, lo que otorga una cohesión impresionante al trabajo. Esto se puede apreciar en los puentes instrumentales de "Pleasure from Pain" y "The Dark Messiah".
Recomiendo Gospel I de Dogma ampliamente a cualquiera que desee disfrutar de un álbum fresco, rocanrolero y sabroso. Aseguro que quien lo escuche querrá hacer penitencia después.
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